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domingo, 10 de noviembre de 2013

Testimonios de ex-sacerdotes Católicos Romanos | Ministerio de Apologética e Investigación Cristiana

Testimonios de ex-sacerdotes Católicos Romanos | Ministerio de Apologética e Investigación Cristiana


 

Testimonios de ex-sacerdotes Católicos Romanos

catholic priestLas siguientes citas fueron tomadas del libro “Lejos de Roma, cerca de Dios: Testimonios de 50 sacerdotes Católico Romanos convertidos,” del autor Richard Bennet (Carlisle, Penn: The Banner of Truth Trust, 1997). Son muy interesantes y valiosas debido a que dan una percepción clara del Catolicismo desde estos sacerdotes que estaban en la Iglesia Católica y la dejaron para encontrar salvación en Jesús.
Las siguientes son extractos de solo unos pocos de los cincuenta testimonios.
  1. Henry Gregory Adams. Nacido en Saskatchewan, Canadá. Ingresó a la orden de monjes Basilios y adoptó el nombre monástico de “San Hilarión el Grande.” Fue ordenado como sacerdote y sirvió en cinco parroquias en Lemont, en el área de Alberta.
    1. Sacramentos. “La vida monástica y los sacramentos prescritos por la Iglesia Católica Romana no me ayudaron a conocer a Cristo de manera personal y encontrar salvación…Me di cuenta que los sacramentos hechos por hombres de mi iglesia y mis buenas obras eran vanas para la salvación. Solo conducen a una falsa seguridad.” (p.3)
  2. Joseph Tremblay. Nacido en Quebec, Canadá, en 1924. Fue ordenado sacerdote en Roma, Italia y fue enviado a Bolivia y Chile donde sirvió por 13 años “como misionero en la congregación de los Padres Ofrendantes de la Inmaculada María.”
    1. Salvación por obras. “Mi teología me enseñaba que la salvación se obtenía a través de obras y sacrificios…mi teología no me daba seguridad de salvación; la Biblia si me ofrece esa seguridad…Había esta tratando de salvarme a mi mismo a través de mis obras…Estaba ahogado en un sistema en el cual estaba obligado a hacer buenas obras para merecer mi salvación.” (pp. 9, 11-12)
  3. Bartholomew F. Brewer. Se unió a las Carmelitas Descalzas, una estricta orden monástica. Recibió instrucción de “cuatro años alta enseñanza seminaria, dos años de noviciado, tres años de filosofía, y cuatro años de teología (lo ultimo antes de la ordenación).” Fue ordenado al sacerdocio de la Iglesia Católica Romana en el Templo de la Inmaculada Concepción de María en Washington, D. C. Eventualmente sirvió como sacerdote diocesano en San Diego, California y entro a la Armada como Capellán Católico Romano.
    1. Cuestionando las creencias de Roma. “Al principio no entendía, pero gradualmente observe un maravilloso cambio en mi madre. Su influencia me ayudo a darme cuenta de la importancia de la Biblia en determinar los que creemos. A veces discutíamos asuntos como la primacía de Pedro, infalibilidad papal, el sacerdocio, bautismo de infantes, la confesión, la misa, el purgatorio, la Inmaculada Concepción de María, la ascensión corporal de María al cielo. Con el tiempo me di cuenta que no solo estas creencias no estaban en la Biblia, sino que además eran contrarias a la clara enseñanza de las Escrituras.” (pp. 21-22)
    2. Con respecto a las obras. Cuando dejó la Iglesia Católica Romana, se casó y a través de conversaciones con su esposa y otros Cristianos, “finalmente comprendí que estaba confiando en mi propia justicia y esfuerzos religiosos y no sobre el completo y sacrificio suficiente de Jesucristo. La religión Católico Romana nunca me enseñó que mi propia justicia es carnal y no es aceptable para Dios, ni que podemos confiar solamente en Su justicia…durante todos esos años de vida monástica  estaba confiando en los sacramentos de Roma para recibir gracia, para salvarme.” (p. 25)
  4. Hugh Farrell. Nacido en Denver, Colorado. Entró a la Orden de Nuestra Señora de Monte Carmelo, comúnmente llamada Padres de las Carmelitas Descalzas. Fue ordenado sacerdote.
    1. Poder Sacerdotal para cambiar los elementos: “El sacerdote, de acuerdo a la enseñanza de la Iglesia Católica Romana, tiene el poder de tomar pan y vino común, y, al pronunciar las palabras de la oración de consagración en el sacrificio de la Misa, para cambiarlos en la misma sangre y cuerpo y alma y divinidad de Jesucristo. Por lo tanto, debido a que no se puede separar la naturaleza humana de Cristo de Su divinidad, el pan y el vino, luego de ser cambiados en el cuerpo y sangre de Cristo, califican para el servicio de adoración.” (p. 28)
    2. Castigo temporal debido a los pecados. “Sabía que de las enseñanzas de los sacerdotes y monjas que no podía esperar en ir directamente al cielo luego de mi muerte. Mi Catecismo Católico Romano me enseñaba que luego de mi muerte debía pagar por los castigos temporales debido a mis pecados. La Iglesia Católico Romana enseña que “las almas de los justos, en el momento de la muerte, son pasadas por fuego debido a los pecados veniales o castigos temporales en el lugar llamado purgatorio.” (p. 29)
    3. Penitencia. Con respecto a la vida en el monasterio y hacer penitencias. “Estas penitencias consistían en estar de pie con los brazos abiertos formando una cruz, besar los pies con sandalias de los monjes, recibir una bofetada de un monje, y al finalizar la comida, postrarse en la entrada del salón para que los monjes pasasen sobre uno. Estas, y otras penitencias, eran para ganar supuestamente merito en los cielos e incrementar su propia cuenta espiritual.” (p. 36)
    4. La Misa y la hechicería. “De acuerdo a la enseñanza de la Iglesia Romana, el sacerdote, no importa cuan impío el pueda ser personalmente, incluso si ha hecho un pacto con el diablo por su alma, tiene el poder de cambiar los elementos del pan y el vino en el mismo cuerpo y sangre, alma y divinidad, de Jesucristo. Siempre que el pronuncie las palabras de consagración apropiadamente y haya tenido la intención de consagrarles, Dios debe descender al altar y entrar y cambiar los elementos.” (p. 39)
  5. Alexander Carson. Bautizado en la Iglesia Católica cuando niño. Sus estudios sacerdotales fueron realizados en el Seminario St. John, en Brighton, Massachusetts. Fue ordenado por el Obispo Lawrence Shehan de Bridgeport, en Connecticut en 1955 y ejerció el sacerdocio en Alexandria, Louisiana. Además, fue pastor del Sagrado Corazón de la Iglesia Católica, en Rayville, Louisiana.
    1. Biblia o Tradición. “…el Espíritu Santo me guió a juzgar la teología Católico Romana a través del estándar de la Biblia. Antes siempre juzgaba la Biblia por la tradición y teología Católico Romana.” (p. 53)
    2. La Misa es contraria a la Escritura. “En mi carta de renuncia a la Iglesia Católico Romana y al Ministerio, le comunique al Obispo que dejaba el sacerdocio porque ya no podía ofrecer la Misa, por ser contraria a la Palabra de Dios y a mi conciencia.” (pp. 54-55)
  6. Charles Berry. Entró a la Orden de Claustro de San Agustín y se ordeno sacerdote después de 17 años. Recibió órdenes de continuar estudiando hasta obtener un Doctorado en Química y fue entonces “transferido a la central de la orden Agustina en los Estados Unidos.” 
    1. Superstición. “En los Estados Unidos la Iglesia Católica Romana está en su mejor situación, casi con un paso adelante por causa de sus críticos y oponentes. En un país Católico Romano, donde hay pocos oponentes o críticos, es una realidad muy diferente. Ignorancia y superstición e idolatría están por todos lados, y muy pocos esfuerzos, si es que ninguno, de cambiar la situación. En vez de seguir la Cristiandad enseñada en la Biblia la gente se concentra en adorar estatuas y santos patrones locales.” (p. 59)
    2. Ídolos y estatuas. “Cuando conocí en Cuba a un autentico pagano quien adoraba ídolos (una religión trasplantada desde África por sus ancestros), le pregunte como podía creer que un ídolo tallado podría ayudarlo. Me explicó que no esperaba que el ídolo lo ayudase, solo representaba el poder del cielo que si puede. Lo que me horrorizó de esta declaración es que esto era casi palabra por palabra la misma explicación que dan los Católicos Romanos para rendirle honor a las estatuas de los santos.” (p. 59)
  7. Bob Bush. Fue a un seminario Jesuita y estudio por 13 años antes de ser ordenado en 1966. Luego entró a un programa de post grado en Roma.
    1. Obras. “Cuando entré a la orden, lo primero que sucedió es que se me dijo que debía mantener todas las reglas y regulaciones, todo para agradar a Dios, y eso era lo que querían de mi. Se me enseñó que guardara las reglas y las reglas me guardarían.” (p. 66)
    2. Salvación es por fe. “Me tomó muchos años darme cuenta que estaba comprometido al quedarme en la Iglesia Católica Romana. A través de todos esos años yo insistía que la salvación es solamente en la obra consumada de Jesucristo en la cruz y no el bautismo infantil; que solo hay una fuente de autoridad la cual es la Biblia, la palabra de Dios; que no hay purgatorio sino que al morir nos vamos o al cielo o al infierno.” (p. 69)
    3. Salvación por obras. “La Iglesia Católica Romana entonces dice que para ser salvo debes seguir sus reglas, leyes y regulaciones. Y que al violarlas (por ejemplo, leyes concernientes al control natal o al ayuno o el atender la Misa cada Domingo), entonces has pecado…confesión integral e individual y la absolución constituían la única manera a través de la cual el fiel que está consciente de su serio pecado, puede ser reconciliado con Dios, y con la Iglesia. (Canon 9609).” (p. 75)
    4. Obras. “La Iglesia Católica Romana añade las obras, y que usted debe hacer cosas especificas (guardar sus leyes, reglas y regulaciones) para ser salvos, mientras la Biblia dice en Efesios 2:8-9 que es por gracia que somos salvos, y no por obras.” (pp. 75-76)
Como puede ver, incluso sacerdotes Católicos Romanos pueden descubrir la verdad encontrada en la Palabra de Dios y escapar del error del sistema Católico Romano de obras de justicia. A Dios sea la Gloria.
“Por gracia sois salvos por medio de la fe y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe,” (Efesios 2:8-9).

Este artículo también está disponible en: inglés.




 
CARM ison
 
 

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