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viernes, 15 de noviembre de 2013

Fotos de la biografía - Fray Antonio Aviles


Fotos de la biografía - Fray Antonio Aviles

Viernes, vísperas

Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre…Como era en el principio…

Himno

EN ESTA TARDE, CRISTO DEL CALVARIO

En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mi todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta. Amén.

Salmos

Antífona: Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

Salmo 40
Oración de un enfermo

Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.

El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.

El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.
Yo dije: “Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti”.

Mis enemigos me desean lo peor:
“a ver si se muere, y se acaba su apellido”.
El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y, cuando sale afuera, la dice.

Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
“Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse”.

Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.

Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.
En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.

A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.
Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.

Antífona: Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

Antífona: El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Salmo 45
Dios, refugio y fortaleza de su pueblo

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y brame sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:
el Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios lo socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

“Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos,
más alto que la tierra”.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Antífona: El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Antífona: Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

Apocalipsis 15, 3-4
Himno de adoración

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Antífona: Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

Lectura breve Rm 15, 1-3

Nosotros, los robustos, debemos cargar con los achaques de los endebles y no buscar lo que nos agrada. Procuremos cada uno dar satisfacción al prójimo en lo bueno, mirando a lo constructivo. Tampoco Cristo buscó su propia satisfacción; al contrario, como dice la Escritura: “Las afrentas con que te afrentaban cayeron sobre mí”.

Responsorio breve

R. Cristo nos amó y nos ha librado * Por su sangre. Cristo…
V. Nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios. * Por su sangre. Gloria al Padre. Cristo…

Antífona Magníficat: El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia.

Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Antífona Magníficat: El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia.

Preces

Bendigamos a Dios, que mira propicio los deseos de los necesitados y a los hambrientos los colma de bienes; digámosle confiados: Muéstranos, Señor, tu misericordia.

* Señor, Padre lleno de amor, te pedimos por todos los miembros de la Iglesia que sufren:
– acuérdate que, por ellos, Cristo, cabeza de la Iglesia, ofreció en la cruz el verdadero sacrificio vespertino.

* Libra a los encarcelados, ilumina a los que viven en tinieblas, sé la ayuda de las viudas y de los huérfanos,
– y haz que todos nos preocupemos de los que sufren.

* Concede a tus hijos la fuerza necesaria
– para resistir las tentaciones del Maligno.

* Acude en nuestro auxilio, Señor, cuando llegue la hora de nuestra muerte:
– que seamos fieles hasta el fin y dejemos este mundo en tu paz.

* Conduce a los difuntos a la luz donde tú habitas,
– para que puedan contemplarte eternamente.

Fieles a la recomendación del Salvador , nos atrevemos a decir: Padre Nuestro.

Oración

Te pedimos, Señor, que los que hemos sido aleccionados con los ejemplos de la pasión de tu Hijo estemos siempre dispuestos a cargar con su yugo llevadero y con su carga ligera. Por Jesucristo nuestro Señor.

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

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